explosión que lanzó un chorro de plasma a más de 200.000 kilómetros de altura, desde el polo sur del Sol”, celebró en sus redes el fotógrafo argentino Eduardo Schaberger Poupeau, que además es un aficionado a la astronomía reconocido en ese ámbito. “Fue un espectáculo maravilloso”, agregó.
Para conseguir esta fotografía —en detalle, en el video que abre este repaso— el instrumental empleado por Eduardo recorrió los 150 millones de kilómetros que separan a la Tierra del Sol. Si procuramos mayor precisión, el contador debería tomar como punto de partida a Rafaela, la ciudad santafesina en la que reside este fotógrafo de 50 años, un entusiasta por la astronomía desde los días de la infancia.
“Esta pasión comenzó cuando era un nene de 11 o 12 años. Y empecé a combinarlo con la fotografía más o menos en el 2007, cuando pasó McNaught, un cometa impresionante que se veía a simple vista. Fue entonces cuando reviví toda esto que nunca había perdido, pero que no estaba ejerciendo”, cuenta Schaberger Poupeau.