Tras la aprobación del decreto en Diputados, el Presidente demostró que tiene gobernabilidad y, junto con Patricia Bullrich, reafirmó que es capaz de mantener el orden en las calles.
El presidente Javier Milei salió fortalecido luego de un miércoles marcado por el aval del Congreso al DNU que habilita un nuevo acuerdo con el FMI y un nueva marcha que se llevó a cabo sin mayores incidentes tras un megaoperativo policial.
La jornada le arrojó una cosecha significativa frente al kirchnerismo, principal contraparte en las críticas; y pudo enviar un mensaje contundente al Fondo Monetario Internacional. En primer lugar, Milei le demostró al Fondo que tiene gobernabilidad.
En efecto, si hubiera recurrido al procedimiento ordinario de sanción de las leyes y hubiese enviado un proyecto de ley para avalar el acuerdo, habría quedado atrapado en la telaraña legislativa. Hoy, tal vez hubiese cosechado una media sanción, pero seguramente se expondría a un fracaso en el Senado. Y la repercusión en los mercados hubiese sido negativa. Ni siquiera podría estar seguro de poder mostrarle al FMI que su negociación tiene consenso social.
Milei prefirió pisar sobre seguro. Dictó un DNU, al día siguiente lo envió a la Comisión Bicameral, obtuvo dictamen y, en 24 horas, logró que Diputados lo aprobara. La impericia de algunos de los legisladores propios, como el correntino Claudio Almirón cuando salió con un discurso incendiario -hizo temer que todo se iba a terminar desmadrando, sobre todo porque la oposición dura interrumpía, planteaba cuestiones de privilegio, tendía trampas a los libertarios y perseguía el fracaso de la sesión. Miguel Pichetto, una vez más, les recordó que en este tipo de sesiones calientes hay que permitir que la oposición se lleve los discursos y el Gobierno el éxito de la votación.