El Instituto Nacional de Prevención Sísmica actualizó su mapa luego de 40 años. La Rioja presenta distintos niveles de peligrosidad según la zona: parte de la provincia está en riesgo «elevado», mientras que el resto se clasifica como «moderado».
La actividad sísmica en Argentina es monitoreada desde hace décadas por el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres), que en 2022 actualizó su mapa de amenaza sísmica por primera vez en 40 años. Esta nueva versión, resultado de casi siete años de investigación, clasifica al país en cinco zonas según el nivel de peligrosidad sísmica, del 0 al 4. En ese esquema, La Rioja presenta un panorama dividido.
Según la información oficial, el oeste de la provincia de La Rioja está clasificado en el nivel 3 (peligrosidad elevada), mientras que el resto del territorio riojano se encuentra en el nivel 2 (peligrosidad moderada). Esto significa que la provincia está dentro de una franja de riesgo sísmico considerable, aunque no se encuentra entre las zonas de mayor amenaza, como el sur de San Juan o el norte de Mendoza, que figuran en rojo con nivel 4.
El nuevo mapa del Inpres incluye datos de movimientos sísmicos registrados desde 1471 hasta fines de 2019, abarcando tanto el territorio argentino como los países limítrofes. La información fue procesada con herramientas de análisis modernas que consideran la magnitud máxima, la frecuencia de los sismos, el tipo de falla geológica y la profundidad de los eventos.
Aunque el mapa fue finalizado en noviembre de 2022, aún no ha sido incorporado al Reglamento Argentino para Construcciones Sismorresistentes, el conjunto de normas que rigen la edificación en zonas propensas a temblores.
El sistema de zonificación va del 0 (muy baja peligrosidad) al 4 (muy elevada). Las zonas más críticas están ubicadas cerca de la Cordillera de los Andes, donde convergen placas tectónicas activas. En este contexto, el oeste riojano comparte categoría con regiones sísmicamente activas como el centro de Mendoza y el este de San Juan, mientras que el resto de la provincia se alinea con un corredor sísmico que incluye a Tucumán, Catamarca, el oeste de Córdoba y el norte de San Luis.
El mapa permite estimar con precisión los valores necesarios para la ingeniería estructural: aceleraciones, espectros de diseño y períodos de recurrencia, fundamentales para el diseño de edificios sismorresistentes.
La actualización del mapa sísmico no solo tiene valor técnico, sino que también representa una herramienta clave para la planificación urbana, la protección civil y la gestión del riesgo. En provincias como La Rioja, donde el riesgo está presente pero no siempre es visible, contar con esta información es esencial para fortalecer la prevención y adecuar la infraestructura a los estándares que impone el territorio.
Desde el Inpres destacaron que dos domicilios distintos dentro de una misma localidad pueden presentar niveles de amenaza diferentes, por lo que la evaluación debe ser localizada y detallada, especialmente en zonas de transición como las que atraviesan la geografía riojana.