Cristina Kirchner llegó a su ocaso político. Intentará conservar su vigencia, al menos durante un tiempo, pero la condena a inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos es mucho más pesada que su condena a prisión. En su horizonte político no brilla la luz.
La Corte Suprema no proscribió a la expresidenta, hizo Justicia. Sus tres integrantes se expidieron sobre un largo expediente judicial, en el que antes habían intervenido siete magistrados. Y también le dio un fuerte respaldo a todos los tribunales inferiores que realizaron una investigación completa, donde se encontraron pruebas contundentes. La Corte avaló la idea de que ella fue autora de una maniobra defraudatoria y que obró en su propio beneficio, siendo consciente de que cometía un delito.
Sin que ese fuera su objetivo, el alto tribunal le dio al peronismo la posibilidad de renovarse y alinearse detrás de otros dirigentes, sean Sergio Massa, Axel Kicillof o cualquier otro, tal vez un gobernador, que busque construir una candidatura para 2027.
Milei tiene ahora un camino más despejado. En la provincia de Buenos Aires tendrá muchas más chances de vencer, incluso en la Tercera Sección, a un sector del peronismo que entró en estado deliberativo.
Habrá que ver si él o Karina Milei creen que siguen necesitando al PRO en lugares expectantes de las listas o si las acciones de los dirigentes amarillos caen unos puntos.
La Argentina tiene ahora un único líder nacional, Milei. El espacio del centro quedó huérfano con el debilitamiento del PRO y, por su lado, el peronismo deberá iniciar, de aquí a unos meses, su proceso de metamorfosis.
