Javier Milei usó la cadena nacional por tercera vez desde que asumió como Presidente. En esta ocasión acudió a esa herramienta para difundir un balance de los primeros tres meses de su gestión, especialmente en materia fiscal. Defendió su plan de “motosierra y licuadora” como mecanismo para bajar la inflación, cumplió con la meta pactada con el FMI y prometió que este será “el último tramo del esfuerzo” en el que la tolerancia social al ajuste podría empezar a quebrarse.
El Presidente estuvo acompañado por el ministro de Economía, Luis Caputo; el presidente del Banco Central, Santiago Bausilli; y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno; y desde allí presentó el resultado fiscal. En concreto, anunciaron que en marzo el sector público nacional registró un resultado primario (sin descontar los compromisos de deuda) que llegó a $625.034,1 millones, mientras que el resultado financiero (incluyendo los intereses) fue de $276.638,2 millones.
De esta manera, de acuerdo a estimaciones de IARAF, el superávit primario ascendió en los primeros tres meses del año a $3.868.000 millones, equivalente a 0,6% del PIB, lo cual le asegura al Gobierno el cumplimiento de la pauta fiscal trimestral con el Fondo Monetario Internacional, que indicaba que para ese período, el Gobierno debía tener por lo menos $962.400 millones de superávit primario.
A la hora de detallar cómo se alcanzaron esos valores, Milei aseguró que su plan tiene “más de motosierra que de licuadora”, es decir, que se basa más de recorte del gasto que en la pérdida de valor de los recursos frente al avance de la inflación, principalmente a raíz de la reducción de las transferencias discrecionales a las provincias y la obra pública.
Pero hacia adelante, planteó un plan de crecimiento en etapas que incluye, entre otras cosas y según sus propias palabras, “una expansión de sectores por la corrección de precios relativos” -mencionó la minería, el petróleo, el gas y el campo-, y “recomposición de los salarios reales que hoy ha empezado a tomar lugar”.