Seis presidentes amazónicos, liderados por el anfitrión Luiz Inácio Lula da Silva, buscarán este martes y miércoles en una cumbre en Belém, norte de Brasil, sentar las bases de un plan que evite el llamado “punto de no retorno” en el Amazonas.
Si se cruza este límite, científicos advierten que la selva amazónica, considerada el pulmón verde del planeta, pasaría a emitir más carbono del que absorbe de la atmósfera, en un agravamiento de consecuencias imprevisibles del calentamiento global.
“Para evitar el punto de no retorno en la Amazonía no podemos tener deforestación, ni garimpo (minería) ilegal ni nuevas áreas de explotación de petróleo y gas. Necesitamos una proteccion integral del sistema bioamazónico que regula el clima de buena parte del planeta”, dijo a el ambientalista brasileño Ilan Zugman, director regional de la ONG 350.org América Latina.
Sin embargo, los distintos países amazónicos mantienen posiciones divergentes sobre el futuro del Amazonas que podrían alejar la posibilidad de un acuerdo total sobre la preservación del ecosistema.
Cómo será la cumbre amazónica que se reunirá en la ciudad amazónica de Belém
La cumbre tiene como objetivo salvar al mayor bosque tropical del mundo.
Además de Lula, participarán los presidentes de Colombia, Gustavo Petro; de Bolivia, Luis Arce; de Perú, Lina Boluarte; de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Guyana, Irfaan Ali. Surinam y Ecuador, que celebra el domingo 20 elecciones presidenciales anticipadas, estarán representados a nivel ministerial.
La cumbre reunirá a los ocho países miembros de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), creada en 1995 para preservar la selva.
La cita será una especie de antesala de la COP 28, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2023 que se celebrará del 30 de noviembre al 12 de diciembre en Emiratos Arabes Unidos. En 2025, la ciudad amazónica de Belém será sede de la COP 30.
Deforestación, minería ilegal y explotación de petróleo y gas
Un estudio reciente del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) brasileño, reveló que en 2022 se deforestaron 11.658 kilómetros cuadrados de la selva amazónica, solo en Brasil. En total, en los cuatro años precedentes bajo gestión de Jair Bolsonaro, se perdieron 45.586 kilómetros cuadrados, un 59,5% más que en el período 2015-2018.
A causa de la deforestación, las emisiones de dióxido de carbono de este bosque tropical de 6,3 millones de km2 aumentaron un 117% en 2020 con respecto al promedio anual de 2010-2018, según ese organismo.
Hoy, los países participantes tienen coincidencias, pero también divergencias sobre cómo combatir este problema.
Zugman dijo que en la deforestación se observa “el mayor alineamiento, principalmente de Colombia y Brasil”, que buscan acabar con este flagelo para 2030. “El punto de mayor divergencia se da en la exploración de petróleo y gas en el Amazonas. Por un lado Perú y Ecuador realizan exploraciones desde hace varias décadas con fuertes impactos en pueblos indígenas”, señaló.
“Por otro lado, Brasil y Colombia no tienen grandes exploraciones de este tipo, pero mantienen posiciones diferentes. Mientras Bogotá tiene la idea de convertir al Amazonas en una zona de exclusión para el petróleo y el gas, Lula no dice ni sí ni no y prefiere enfocarse en la no deforestación”, afirmó el ambientalista.
De hecho, la estatal empresa brasileña Petrobrás quiere perforar pozos submarinos de alta calidad de crudo a 300 kilómetros de la desembocadura del Amazonas, en el Atlántico. Pero la iniciativa fue bloqueada por el Instituto de Medio Ambiente (Ibama), en un choque directo de visiones opuestas en el gobierno de Lula. Se trata de la misma cuenca explotada con éxito y a gran velocidad por Guyana, que vive un verdadero “boom” petrolero.
La cumbre se realiza además solo a 12 días de las elecciones en el Ecuador, en las que también habrá una consulta popular sobre el futuro de la región petrolera de más proyección del país: el bloque 43-ITT, ubicado en el Parque Nacional Yasuní, un área natural protegida que posee la mayor diversidad por metro cuadrado del planeta.
Los ecuatorianos deberán decidir si quieren continuar o “desterrar” toda actividad petrolera en esa cuenca amazónica para proteger a los bosques que lo rodean y a los pueblos que viven en aislamiento voluntario en la zona.
La cumbre representa una oportunidad única para sellar un gran acuerdo regional. “Se precisa el coraje de liderazgo del sur global, en especial de Brasil, para sumarse a Colombia en su demanda de erradicar el petróleo y el gas de la foresta amazónica. Debe haber una demanda unificada de países del sur global para que podamos reclamar con más fuerza a los países del norte para que ellos también frenen la explotación de hidrocarburos”, afirmó Zugman.
Los presidentes amazónicos quieren presionar a las naciones ricas
La cita servirá para discutir estrategias contra la de forestación y el crimen organizado, pero también para impulsar el desarrollo sustentable de una región donde viven casi 50 millones de personas. Además, es la cuna de innumerables pueblos indígenas, muchos de ellos que no han sido siquiera contactados.
Los presidentes tienen previsto firmar el miércoles una ambiciosa declaración conjunta que delineará una hoja de ruta para los próximos años. Las medidas buscarán erradicar no solo la deforestación, sino también la minería ilegal, el tráfico de madera, de armas y drogas.
Además, la cumbre buscará presionar a los países ricos para que financien el mantenimiento del Amazonas y llevar una voz consensuada a la COP28 de Emiratos Árabes Unidos.
“Vamos a seguir reclamando dinero a las naciones ricas por la compensación para mantener la selva en pie y el desarrollo económico sostenible de los millones de personas que viven en la selva amazónica“, dijo Lula en vísperas del encuentro.
Desde hace varios años, las grandes potencias vienen prometiendo millonarios fondos para ayudar a los países más vulnerables en el combate al calentamiento global.
“Los países ricos prometieron desde 2009 100.000 millones de dólares y todavía eso no se ha concretado. Queremos preservar nuestras selvas para crear trabajo decente, facultades, conectividad con internet. Es necesario que los países ricos sepan que la Amazonía no es apenas los ríos y la copa de los árboles, sino millones de personas que quieren desarrollarse. La selva no es un santuario, sino fuente de aprendizaje para que la preservación genere dinero. Es una tarea gigante”, afirmó Lula.
Más de 50 ONGs exigen defender a los activistas medioambientales
El fin de semana pasado, más de 50 ONGs y sociedades ambientalistas, indígenas y de derechos humanos participaron en Belém en una jornada de “Diálogos Amazónicos” para concientizar sobre la crítica situación que atraviesa el área.
“Queremos que los gobiernos incorporen las políticas públicas en relación con la justicia climática, la preocupación por el calentamiento global y la deforestación y para promover el uso sustentable de la energía”, dijo a TN el abogado en políticas ambientales de la Fundación Grupo Esquel Brasil y miembro de la coordinación del Fórum Brasileño de ONGs y Movimientos Sociales para el Desarrollo y Medio Ambiente, Rubens Born, uno de los asistentes al encuentro.
Además, la cita sirvió para reclamar que los gobiernos amazónicos garanticen el papel de los defensores del medio ambiente “para que personas, grupos y organizaciones puedan actuar libre de amenazas. Esperamos que nuestras expectativas sean correspondidas”, concluyó.