Este objeto interestelar, conocido como 3I/ATLAS, aún está bastante lejos del Sol, actualmente situado entre las órbitas del cinturón de asteroides y Júpiter, pero se dirige hacia el sistema solar interior.
“Esta cosa viaja bastante deprisa”, dijo Paul Chodas, director del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en California.
En relación con el sol, se desplaza actualmente a más de 209,000 kilómetros por hora y seguirá acelerando a medida que la gravedad del sol lo atraiga.
El primer objeto interestelar conocido fue Oumuamua, que atravesó el sistema solar en 2017. En 2019, pasó Borisov, un cometa de origen interestelar.
El martes, un telescopio ubicado en Chile divisó lo que inicialmente parecía un asteroide desconocido en una trayectoria muy excéntrica que podría acercarse a la órbita de la Tierra. El telescopio es uno de los cinco de todo el mundo que forman parte del Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides, o ATLAS, que es un proyecto financiado por la NASA que monitorea las rocas espaciales que podrían estar en curso de colisión con nuestro planeta.
La observación se envió al Centro de Planetas Menores de la Unión Astronómica Internacional, que mantiene un catálogo de pequeños cuerpos espaciales del sistema solar. Otros observadores del cielo no tardaron en captar el fenómeno.
“Las observaciones de seguimiento realizadas los días 1 y 2 de julio empezaron a revelar que su órbita podía ser inusual, posiblemente interestelar”, dijo Larry Denneau, coinvestigador principal del ATLAS, desarrollado por la Universidad de Hawái.