En las áridas planicies del desierto de Atacama, a 5000 metros sobre el nivel del mar, se alza una majestuosa estructura que escruta las profundidades del universo: el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA).
Este observatorio astronómico, producto de una colaboración internacional entre Europa, Estados Unidos, Japón y Chile, es el mayor telescopio radioastronómico del mundo y una de las obras de ingeniería más complejas jamás construidas.
ALMA está compuesto por 66 antenas individuales, cada una de 12 metros de diámetro, que pueden distribuirse en diferentes configuraciones sobre un área de hasta 16 kilómetros. Esta disposición permite al observatorio actuar como un telescopio gigante, al combinar las señales de las antenas para obtener imágenes con una resolución y sensibilidad sin precedentes.
A diferencia de los telescopios tradicionales que captan la luz visible, ALMA utiliza antenas de alta precisión para detectar radiación milimétrica y submilimétrica, longitudes de onda invisibles para el ojo humano. Esta capacidad única le permite observar objetos fríos y densos, como nubes de gas y polvo, estrellas en formación y planetas extrasolares, que se encuentran ocultos a la vista de otros telescopios.