La decisión de Javier Milei de retirar a la delegación argentina de la COP29, la principal cumbre de cambio climático de la ONU, volvió a generar preocupación e incertidumbre entre los principales aliados internacionales por la posición que adoptará la Argentina de aquí en adelante sobre temas trascendentales en la agenda global, como son las políticas para afrontar la crisis producto del cambio climático.
“Es una decisión que no tiene antecedentes, aparenta una decisión extrema porque no había sido comunicada. Va a implicar un aislamiento internacional de la Argentina en donde no lo debería tener. Porque el cambio climático existe, va a seguir insistiendo y la negociación internacional va a seguir avanzando sin que la Argentina pueda plantear sus cuestiones. Es una mala estrategia”, analizó Andrés Nápoli, director de la Fundación Recursos Naturales (FARN), organización que sigue de cerca y participa de la COP29.
De la cumbre en Bakú, la capital de Azerbaiyán, habían participado en representación de la Argentina a la embajadora ante aquel país, Mariángeles Bellusci, funcionarios de la subsecretaría de Ambiente de la Nación -dependiente de Jefatura de Gabinete-, y diplomáticos de la Dirección de Asuntos Ambientales de la Cancillería.
Era, a fin de cuentas, una delegación de bajo nivel. Ninguno de los principales funcionarios habían sido autorizados para llegar hasta el Cáucaso Sur. Ni siquiera lo hicieron aquellas personas como la subsecretaría de Ambiente, Ana Lamas, que representaron a la Argentina en los encuentros previos a la COP29, donde también participan algunos de los líderes de todo el mundo. Javier Milei nunca tuvo en los planes ir.