La suba de las tasas de interés en pesos que propició el Gobierno para desalentar la demanda de dólares llevó a un fuerte aumento en la remuneración de los plazos fijos. Atraídos por ese fenómeno, los minoristas volvieron a confiar en la herramienta de ahorro más tradicional del sistema financiero.
Según datos del Banco Central, el rendimiento promedio de los depósitos a 30 días subió unos 15 puntos porcentuales entre el 31 de julio y el 21 de agosto. En ese contexto, los bancos llegaron a pagar 50% por los depósitos en pesos a 30 días y los ahorristas respondieron rápidamente.
El pico de las tasas se vio el 19 de agosto, cuando la remuneración alcanzó 54% promedio. Precisamente, ese día y el siguiente el stock de plazos fijos a un mes llegó a valores máximos en lo que va del año y rozó los $38.500 millones.
Varios bancos consultados reconocieron que se ve una migración desde opciones de mayor liquidez y menor tasa hacia el plazo fijo. Hubo salidas en los fondos money market, que ofrecen rescate inmediato y ya perdieron un punto de participación en el total de la industria en lo que va de agosto. También sufrieron los fondos que invierten en bonos y se puede desarmar en 24 horas (T+1).
Los fondos fueron golpeados por la volatilidad de tasas y eso repercutió en las posiciones de los minoristas, que prefieren vehículos de inversión con más estabilidad. En ese escenario, los plazos fijos tradicionales fueron los ganadores.