Día del Cabernet Franc: la cepa que deja de ser “secundaria” y gana estrellato en la Argentina

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Cada 4 de diciembre el mundo celebra el Día Internacional del Cabernet Franc, y en Argentina la fecha tiene una relevancia particular: esta cepa dejó de ser un actor de reparto para convertirse en protagonista. Desde 2010, la superficie plantada creció alrededor de un 150%, impulsada por el interés de los consumidores y por la creatividad de los enólogos que encontraron en este varietal un campo casi infinito de estilo y expresión.

El Cabernet Franc es originario de Burdeos y se distingue por su elegancia, frescura y complejidad aromática. En Argentina encontró su mejor versión en Mendoza —especialmente en Luján de Cuyo y Valle de Uco— y también en regiones como Neuquén, donde el clima y la altura le dan carácter propio.

“En la Argentina el Cabernet Franc encontró un lugar muy interesante para su desarrollo. Por estas latitudes se expresa con más moderación que en Francia. Las pirazinas son menos intensas y más equilibradas, dando vinos muy complejos y con buena evolución en el tiempo“, dijo Leonardo Quercetti, enólogo de bodega Monte Quieto.

Una cepa que se consolida
El Cabernet Franc hoy se instala como alternativa sofisticada al Malbec. Los vinos muestran acidez equilibrada, taninos finos, perfil aromático vibrante con notas de fruta roja, especias, hierbas y hasta minerales. Cada terroir le imprime un sello distinto y eso explica por qué se multiplica en estilos, rangos de precio y consumidores.

“El Cabernet Franc ha logrado seducir tanto a consumidores expertos, como a consumidores que no conocen tanto de vinos, y aún así, ser agradable y desafiante para ambos”, consideró el enólogo.

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