La tendencia a la dolarización de los argentinos siempre está presente, pero en diciembre suele tomarse una pausa. El pago de aguinaldos, los gastos de fin de año y la planificación de las vacaciones hacen subir estacionalmente la demanda de pesos en el último mes del calendario.
Esa necesidad puntual de moneda local le puede permitir al Gobierno relajar el apretón monetario que se armó en la previa a las elecciones legislativas. Sin embargo, la inyección de liquidez debería ser controlada para evitar que esos fondos presionen sobre el dólar o la inflación.
En las últimas semanas, el Banco Central (BCRA) dio algunos pasos para distender las condiciones del mercado de pesos. Por un lado, bajó la tasa de interés que paga por los fondos excedentes de los bancos. Y, por otro, flexibilizó una parte de los encajes de efectivo.
Con el arranque de diciembre, el equipo económico tendrá que definir cómo sigue la agenda de medidas para tener disponibles los pesos necesarios en la primera quincena, sin generar efectos colaterales en la segunda parte del mes.
Actualmente, el tipo de cambio se mantiene apenas 5% por debajo del techo de las bandas. Si el dólar toca ese valor máximo, el BCRA está obligado a vender reservas. Esas condiciones dejan poco margen para tomar medidas que puedan hacer subir la cotización.
Por eso, los analistas anticipan cautela en la política monetaria. “Creo que es posible que se sigan relajando las condiciones monetarias, aunque de manera muy gradual, como lo viene haciendo. Es cierto que en diciembre/enero la demanda de pesos aumenta, pero se revierte en febrero, y eso podría generar alguna presión adicional”, sostuvo Fernando Baer, economista de Quantum Finanzas.



























