Después de varias semanas de demora, la Argentina pasó la primera prueba ante el FMI. El directorio del organismo aprobó la revisión del acuerdo y desembolsará US$2000 millones que servirán para oxigenar las reservas en los meses previos a las elecciones. Sin embargo, hizo algunas advertencias sobre el programa económico del gobierno de Javier Milei.
De cara a lo que viene, el FMI también dio algunas indicaciones. En primer lugar, dijo que el plan de ajuste fiscal debe continuar y debe estar acompañado por reformas fiscales “incluso en el ámbito tributario”, expuso.
El FMI consideró esta aprobación como un “hito inicial importante” dentro del programa, aunque alertó sobre “riesgos aún elevados” que requerirán “la formulación ágil de políticas y la planificación de contingencias”, “la comunicación clara de las políticas” y el “apoyo social bien focalizado”.
También puntualizó en que los objetivos de fondo son reducir la inflación, reconstruir las reservas y consolidar el crecimiento económico, impulsado principalmente por el sector privado.
El segundo punto es, sin dudas, el aspecto más vulnerable del plan económico oficial. El Fondo reconoció que la meta de acumulación de reservas prevista para junio quedó incumplida. Incluso, según estimaciones privadas, el Gobierno debe sumar US$5000 millones para alcanzar el objetivo que estaba previsto para septiembre.
En ese sentido, Luis Caputo informó durante una transmisión de streaming que se pactó cambiar el cronograma que estaba original sobre la pauta de reservas y justificó que la falta de divisas se explica en la cancelación de deudas del último año y medio.
Por otra parte, el Fondo dijo que la meta fiscal está garantizada por los controles de gasto impulsados por el oficialismo y consideró que incluso quedará margen para otorgar la “asistencia social adecuada” para los más vulnerables. Para fines de 2025, la Argentina se comprometió a alcanzar un superávit primario de 1,6% del PBI y hasta junio acumuló el 0,9% o un 56%.